ARTÍCULO

rosa luxemburgo rosa barbie

Desde que el olvidado virus asolara el planeta han brotado signos de la etología humana que en otros casos habríamos catalogado como nuevas patologías o, en el mejor de ellos, nos pondrían en alerta.

Me abruma la facilidad con que se imbrican y justifican el grano y la paja, la muerte imprevista en la guerra y los tuits o la nueva x, una violación y un teléfono de última generación, o algo (para mí) vanamente simbólico de nuestra infancia como una muñeca engreída y anoréxica con un gran holding como Sony que compra unos derechos para su único objetivo de reto recaudatorio.

Porque... ¿realmente alguien ha pensado que esa producción cinematográfica, ese reciente fenómeno global guarda alguna otra pretensión que convertirse en un nuevo experimento de masas, de esos que nos han recordado lo vulnerables y manipulables que somos para los líderes del gran poder?

¿El hecho objetivo? Una factoría se parte la caja de risa y hace su agosto mientras medio planeta se viste de rosa para posar en un photocall hortera al que pretenden erigir como punto cero del feminismo.

barbie

Ohhh my god!!!!! Vuelvo enseguida. Salgo a comprarme una cazadora de muselina rosa chicle para contaros la breve historia que reescribí sobre un hecho real, tan real como esta pandemia rosa.

Hace tiempo me mostraron unas imágenes de una mujer hindú llamada Naina Kumari quien, ante la Asamblea General de la ONU, narraba por qué, como el resto de mujeres en ciertas comunidades, se vio obligada a matar a sus propias hijas.

La dura cronología y resistencia de estas mujeres se vertieron en foros internacionales ante un silencio agudo y perpetuo con frases como las que siguen.

- Lo siento, he tenido cuatro hijas y las tres primeras fueron sacrificadas. Lo siento. Todas las madres en mi pueblo matan a sus hijas.

- Poco después de nacer mi última hija vinieron a mi casa todos los vecinos y en un amenazante circulo me rodearon. ¿A qué esperas? Tienes que matarla. ¿Como la educarás? ¿Qué comerá? Se morirá de hambre!! Piensa en su futuro.

- Las niñas no van al colegio, no saben leer ni escribir, no traen dinero a la familia.

- ¿Que parte de culpa tenemos las madres? ¿Soy una asesina o una víctima? No lo sé.

- Yo no quería matarla pero mi familia y los ancianos no me dejaron elegir. Dicen que hay que tener hijos varones, solo ellos pueden encender la hoguera para quemar el cuerpo de sus padres cuando morimos y si no hay un hijo que lo haga los padres no se reencarnarán.

- /....../

Y hay más, mucho más, en cada punto del planeta. Junto a las celebradas conquistas sociales y laborales coexisten focos que amenazan, con lapidaciones o pena de muerte, algo tan preciado como la libertad.

En 2005 viví cómo se anunciaba en cierre la exótica peluquería a la que acudí durante un mes en Jartum (Sudán) donde, mientras se hidrataban nuestros pies en palanganas de oxidado metal, mujeres y solo mujeres, con los velos plegados en el respaldo de los sillones raidos, conversábamos, reíamos, fumábamos y sentíamos que en ese punto de la ciudad existía un pequeño paraíso.

Si nos dejamos embaucar por ese nuevo feminismo pret-a-porter al que le ocupa más la apariencia que la esencia, los discursos que las acciones, es probable que se comiencen a diluir grandes conquistas y desaparezcan esos espacios de supervivencia.

Hoy, sí, hoy, el gobierno de Afganistán mantiene cerradas, bajo duras amenazas las peluquerías, ese citado paraíso; las mismas mujeres que se quedarán sin recursos propios y que dejarán de estudiar en la Universidad, ni saldrán a comprar o a recorrer en autobús su ciudad. Y hay más, mucho más. Si hablamos de falta de libertad también la hay en nuestro entorno donde el nombre de mujeres tiembla a diario en las listas del miedo.

Desde luego, no estrenaré mi chupa de muselina en esa superproducción rosa pues, para entender que la guerra es un juego de intereses en beneficio de unos pocos y perjuicio de muchos, no necesito ir al frente con un subfusil M-16, de igual forma que no preciso vivir este experimento económico al que se pretende tildar de paradigmático.

¿Quizá alguna productora española ha pensado ya en erigir a la Barbie hispánica (Nancy) como nueva líder de nuestros movimientos feministas?

Ohhh my god!!! Salgo a mirar la cartelera. Busco con ganas unas palomitas y una película quizá divertida y sin pretensiones cuyo marketing, al final de la proyección, no me obligue a formar parte de una forzada tertulia donde las opiniones ya están escritas.

Una película tras la cual nos miremos a los ojos y, libres de cualquier pertenencia o alegato, simplemente proyectemos un gesto de curiosidad o una estruendosa carcajada. ¿Te vienes?

Coral Pastor. Julio 2023

Enlace con EL PIRINEO ARAGONÉS

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