Manteniendo vivo el hilo del teatro experimental, biomecánico, las experiencias vividas con Augusto Boal... todo ello me conduce, casi siempre, a considerar un lugar para el público.
Entre los años 1994 al 96, con la puesta en escena de Poliedros, texto inspirado en un relato de Allan Poe, introduje a los espectadores, no solo en el escenario, sino en la propia acción.
La excitación y el privilegio que viven los espectadores, al estar dentro del espacio ritualizado para la actuación, se hace imprescindible para las actrices y actores que lo experimentan.
Me quedo con este concepto que, lejos de considerar al público como alguien que paga una entrada, ocupa un asiento, aplaude y se va, es considerado como parte imprescindible de la propuesta. Aún cuando su asistencia sea pasiva, su presencia cercana a la acción, dentro del espacio de lectura, narración o dramatización sitúa el tránsito por la escena en una atmósfera fuera de la habitual convención.
Viaje a Wernicke, ha presentado tres textos de creación propia (HachedosO, Sin rastro y Doce horas con Jacinto) cuya construcción ha supuesto una sugestiva experiencia en el aprendizaje de la propia partitura que ha sido llevada a la escena.
Hemos combinado la creación propia con un cuento que fuera conocido para los espectadores, (El nuevo traje del Emperador), con la intención de que resuene, tal cual lo escribió su autor. La tendencia a realizar cambios en cuentos que forman parte de nuestro imaginario suponen un agravio pues se modifica el germen de la historia, el valor de sus arquetipos e incluso las metáforas y mensajes del propio texto original. Dejemos pues la modificación de relatos para las sesiones de búsqueda o exploración y/o para modificar, conscientemente los mensajes. Aunque representa más dificultad, nos sumamos a ese acto universal de contar un cuento que seguro, ya hemos escuchado alguna vez. Cuando introducimos cambios en un cuento mejor introducir, con ello, un nuevo título y autoría.
Combinar el juego de la mitología y contemporaneidad se ha saldado con textos, donde el espectador, cuando reconoce el mito, conforma su propio clik con la historia narrada. Quizás un guiño emulando a Borges.
También hemos sentido la necesidad de destruir y reconstruir un texto propio para llevarlo a cualquier atmósfera escénica y que pueda ser leído, narrado o interpretado, creando así, tres partituras distintas de un mismo relato. O lo que es igual un auténtico disfrute en el tiempo de la creación.
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Quienes acudisteis a nuestra llamada habéis sido imprescindibles para que se materializara el ejercicio de Viaje a Wernicke y vuestra voz, transcrita en un papel, nos incita a pensar que ... CONTINUARÁ. Coral Pastor
Con M. Lluisa Rico, Magda Durà, Ángeles López y Coral Pastor. Sonido: P Borruel.
Fotografía: Jesús Durà. Iluminación: David Ts. Música original de Andy Burnett.
Auditori de Castalla
